Voz, de lira.

Portavoces del tiempo
De tu mirada impasible
De tu gesto

Son murmullos del eco
De las palabras vacías
De mis restos

Aguardo asustada
que limpies la herida
que disfraces el tiempo

Es mi latido extraño
Dolido y exhausto
Agónico y tierno

Pareces aquel juglar perdido
cantando los ecos de versos perfectos
perdiendo la rima en sonidos maltrechos
al unísono
tu soledad y mi vida
mi vida sola
tu compás cansino.

Roto el momento de perder los papeles
Al vuelo el reencuentro
y en mi mano cien manuscritos
que la pluma encargó a tu puño
y tu rabia golpeó con fuerza.
Mi pecho, malherido, y tu memoria
la creación alterada ante el hecho
y el daño, narciso, encaprichado de ti.

Perece confusa
Raíz y lamento
inspirando el retrato.

Espiras su aliento
Permance perdida
Hora cumplida y pérfida.

Es mi sonido agónico
Se agarra a tu alma
Ya no está en tu cuerpo.

Mi voz y mi lecho
ocultos por siempre.
Respiran aún.
Sobreviviendo.