Thursday, January 19, 2006

Punto (puerta) y seguido.

Envidiada por el recurso q siempre la acecha. No podía dejar de pensar en q la puerta puede cruzarse, q existe para separar estancias, q las q están por descubrir ya no pueden estar aisladas, que es tentadora la idea de cambiar de ubicación, de huir, de escapar para empezar de nuevo. Pero qué sucede cuando todos los estímulos vuelven a agotarse. De dónde sacar energía entonces. Cómo lograr q la motivación vuelva a alumbrar el reflejo, el acto, la sustancia q debe acompañar a la historia de sucesos.
Ocurrió como decían. Y sin protestas sucumbió ante la idea del abatimiento. La soledad invade fisuras q fácilmente pueden pasar inadvertidas por el tiempo superfluo. Una mentira encerrada en la mano. Sin más aire q el q se cuela entre unos dedos demasiado finos, demasiado bellos como para pertenecer a una mano que ya no desea abrirse a nuevas ideas, a nuevas sensaciones capaces de ocultar el dolor, y capces tb de ahondar en viejas heridas.
Mis ojos... son sus lágrimas las q la invitan. Son sus lágrimas las q recoge sin más consuelo q el no dejarlas caer con más fuerza. Se quedan en esa estancia, en la suya, sin poder acabar de debatirse entre un peldaño o desaparecer definitivamente.
Es el impedimento y todas las promesas que fueron hechas las q prohiben más llanto. Es el muro de réplicas el que ha separado una visión poética de la catástrofe. Su mezcla halla realismo en el desasosiego, pero por separado se vuelven temerosas, se distancian y no pueden ni siquiera mirarse sin echarse a temblar; por la atracción, por el desenlace del encuentro.
En ocasiones, no hace falta vivir para saber, no hace falta la experiencia para conocer la reacción. La reacción es aprehendida pero no puede evitarse, y quizás ni siquiera es un deber tal intento.
Un duelo de caracteres para un hecho simple y complejo, tan banal como trascendente y tan seguro como perplejo.
Parecían querer. Se querían. Querían quererse y parecerse, hacerla más fácil a la tentación el debate y racionalizar aquella atracción como la consumación a tanta teoría. No era sencillo escoger entre acercarse al fuego y arriesgarse a comprobar si el frío podría pasar a ser un recuerdo, o mantener la distancia suficiente para q nunca dejase de ser un deseo.
La elección lo cambia todo. Tajante, no admite etiquetas. No accede a tratos de confianza pq nunca intima. Se ofrece de intermediaria y no aguanta q la observen demasiado tiempo de cerca. Está pq aparece y es posible. Y su destino es dejar de estar, pq la meta no es verla, sino traspasarla. No se puede volver la vista atrás por la agonía de haber dejado el hábitat conocido. No se pueden olvidar las causas que amargaban y dolían hasta decidir abandonarlo. No se puede.. porq es la libertad de escoger la que nos queda. Y no es justo querer convertirse en esclavos de tal libertad. No es justo, ni es libre... como no lo es autocompadecerse, remolonear en el colchón de la tristeza, contemplar unas paredes abúlicas y presumir q es la insatisfacción el cauce de parte del movimiento.
Solo explorar, solo indagar ofrece ideas y nuevos terrenos. Solo elegir, nuevos métodos y nuevas herramientas q buscar o incluso inventar.

Solo vivir...

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