La que irradias
La que no podrías ocultar, aún amenazada
La que intuyo
Tras la evidencia, coral, paciente
De pies a cabeza y con palabras infinitas
Serán concedidas, espacio y tiempo
Serán reescritos, los sueños inspirados
De principio a fin y del color que pidas
Tan suaves como si fuesen a romperse
Con ese don y ese filo de belleza transparente
Con la naturalidad de quien se cree no expuesto
Tan dulces, con su llave depravada, sin mácula
La mirada con aroma inglés, ruborizada
La sonrisa de cicatrices griegas, desarmada
En la magia del mundo de metáforas
La musa más bella decide seducir las palabras
En el sabor similar desconcertado
Hechiza los latidos con su pasión pausada
Las palabras en guardia reclaman su batalla
Las noches en vela desean protagonismo
Y no hay más que decir, u ocultar
Es el turno de las hadas
Friday, February 22, 2008
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